Muchas veces cargamos con la falsa idea de que nuestra misión es hacer felices a los demás, aunque eso signifique dejar de lado lo que nos llena el alma. Nos acostumbramos a decir que sí, a dar más de lo que podemos, a silenciar nuestras propias necesidades para que otros sonrían.
Pero esa entrega desmedida, tarde o temprano, repercute en nuestra salud y en nuestro estado de ánimo. Porque la felicidad forzada nunca compensa el vacío de no elegirnos a nosotros mismos.
La verdad es que a nadie le importa vivir nuestra vida. En su egoísmo, muchos solo buscan usarnos como piezas de sus propios deseos, y luego nos dejan de lado cuando ya no somos útiles.
✨ La verdadera fortaleza está en elegir lo que nos hace felices, sin culpas. Porque respetarnos, escucharnos y atender nuestras propias necesidades es la manera más auténtica de sanar y gozar la vida.
Sanando y Gozando – Blog
✍️ Elida Bentancor
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