Vivimos rodeados de voces externas: preocupaciones, noticias, obligaciones. Sin embargo, la voz más poderosa es la que habita en nuestro interior. Los pensamientos son semillas invisibles que germinan en nuestro cuerpo y en nuestra alma.
Un pensamiento negativo puede oscurecer el día, enfermarnos de tristeza o miedo. En cambio, un pensamiento luminoso puede abrir caminos de esperanza, dar fuerza al cuerpo y paz al corazón.
Sanar no siempre significa curar lo físico, sino también recuperar la armonía interior. Cuando elegimos pensamientos de gratitud, de amor, de confianza, nuestro espíritu se fortalece, y la vida empieza a brillar de otra manera.
🌟 Sanar comienza en la mente: lo que piensas, lo sientes; lo que sientes, lo vives.